lunes, 26 de mayo de 2008

NI CON EL GOBIERNO NI CON LAS ENTIDADES PATRONALES “DEL CAMPO”

LA DISPUTA entre el gobierno nacional y las entidades patronales “del campo” es una pelea entre dos sectores capitalistas que defienden intereses completamente ajenos a los trabajadores. Con el aumento de las retenciones, el gobierno no pretende recaudar fondos adicionales para aumentar jubilaciones, salarios de los trabajadores estatales o los presupuestos de salud y educación, sino contar con recursos para garantizar el pago de la deuda externa, los subsidios a los empresarios amigos y fondos para favorecer la alianza de intendentes y gobernadores. Por su parte, el lock out de las patronales agrarias, donde los intereses de los grandes propietarios y productores agrupados en la Sociedad Rural pretenden ser camuflados bajo los propietarios de menor peso agrupados en la Federación Agraria, expresan la mera búsqueda de una mayor rentabilidad por parte de un sector que ha embolsado cuantiosas ganancias gracias al doble efecto de la devaluación y el aumento de los precios internacionales de los productos que exportan, en particular la soja. No extraña por ello que, si bien no participa de la Comisión de Enlace entre la SRA, CRA, Coninagro y FAA, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), donde se nuclean los grandes productores sojeros, apoye abiertamente la protesta patronal.
En el debate público se ha pretendido limitar las opciones políticas al alineamiento con alguno de estos dos bandos igualmente defensores de los intereses del capital. Los intelectuales, docentes universitarios, profesionales, periodistas y trabajadores de la cultura que suscribimos esta declaración, por el contrario, creemos necesario intervenir en este debate para plantear la necesidad de una salida independiente en favor de los trabajadores.
Es falso que este gobierno confronte con los “intereses económicos más concentrados”, como algunos quieren hacer creer. Al contrario, los Kirchner los han favorecido en sus casi cinco años de gobierno. ¿O el petróleo no sigue en manos de la Repsol y un puñado de empresas más? ¿O no es un escándalo el saqueo que realizan las multinacionales mineras? ¿O los grandes industriales hoy beneficiados con el favor oficial no fueron tan golpistas como la oligarquía agraria? ¿O no es obsceno el negociado del “tren bala” mientras la red ferroviaria sigue destruida? ¿O la tierra no sigue concentrada en 4000 grandes propietarios agrarios que poseen 85 millones de hectáreas, la mitad de las tierras cultivables en nuestro país, por las que pagan impuestos miserables? ¿O el 40% de producción sojera no está concentrada en apenas un 2,2% de los productores, como ahora señala en sus discursos la presidenta como si nada tuviese que ver con ello? ¿O no es un hecho que cinco grandes empresas (Cargill, Dreyfus, Bunge, Vicentín, Aceites General Deheza) concentran la casi totalidad de las exportaciones de granos, incurriendo incluso en múltiples estafas -que sobrepasan los 3 mil millones de dólares- a la hora de liquidar las retenciones que descuentan del precio que pagan a los productores al fisco? Los Kirchner ni siquiera han impulsado, teniendo mayoría propia en el parlamento, la derogación de la ley videlista 22.248 que permite la brutal explotación de los trabajadores rurales, que tienen los salarios peor pagos del país y de los cuales un 75% está “en negro”. ¿O no es también este gobierno el que pacta los "techos salariales" con la burocracia sindical mientras reprime a los trabajadores cada vez que se le hace necesario, como en el Casino Flotante y en Mafissa?
Por el lado de quienes desde una supuesta posición de izquierda o “progresista” apoyan el lock out, el argumento de que apoyan a los “pequeños y medianos productores” es insostenible. ¿O la Federación Agraria no forma hoy parte de un bloque políticamente indiferenciado con la oligarquía nucleada en la Sociedad Rural? Lo que demanda la FAA es que no sólo sus afiliados sino también los grandes propietarios y, aún, los pooles de siembra a los que critican verbalmente paguen la menor cantidad de retenciones posibles. Esto no es una casualidad. Los sectores más bajos de la burguesía agraria nucleados en la FAA son parte de la llamada “alianza sojera”, que no ha vacilado en recurrir a la expulsión sistemática de sus tierras de miles de campesinos pobres y sostiene la explotación brutal de los peones rurales.
Frente al actual estado de cosas, los planteos de ambos sectores llevan al agravamiento de la situación de los trabajadores, que ven como los salarios se deterioran día a día producto del alza inflacionaria.
Quienes adherimos a esta declaración creemos que es necesario sostener una clara posición independiente de estos dos bloques capitalistas. Por el contrario se trata de unir frente a ellos a la clase trabajadora de la ciudad y el campo, a los campesinos empobrecidos, a los estudiantes… Estamos por la nacionalización de la gran propiedad agraria, de las grandes exportadoras y de los puertos privados y privatizados; por el no pago de la deuda externa y la nacionalización bajo control de los trabajadores de la banca y del comercio exterior. Estas medidas permitirían terminar en serio con la oligarquía y la expoliación de las multinacionales y del capital financiero que se queda con la parte del león de los recursos que surgen de las exportaciones agrarias. Permitiría organizar la producción agraria de acuerdo a un plan racional y contar con alimentos baratos y de calidad para todo el pueblo. Nos manifestamos también por la derogación de la ley videlista que permite la superexplotación del peón rural y por el blanqueo inmediato de todos los que trabajan en negro; y decimos que para que la crisis tenga una salida progresiva es necesario que la clase trabajadora levante sus propias demandas, empezando por las más inmediatas: aumento de emergencia para todos los trabajadores; salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar; aumento automático de los salarios de acuerdo al crecimiento de la inflación.
Insistimos: en la crisis, es preciso unir voluntades para señalar la necesidad de una salida distinta a la que ofrecen los sectores patronales en disputa y sus representantes en el gobierno nacional y en los gobiernos provinciales, es decir, una salida socialista y de la clase trabajadora.


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MARCOS SCHIAVI (HISTORIADOR, DOCENTE UBA)
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HERMAN SCHILLER (PERIODISTA)
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DANIEL SIERRA (HISTORIADOR, DOCENTE UBA)
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SERGIO SZULMAN (SOCIÓLOGO, DOCENTE UBA)
LORENA TIMKO (TRABAJADORA SOCIAL, UNLP)
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PAULA VARELA (POLITÓLOGA, DOCENTE UBA)
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:: Actualizada al 25 mayo de 2008



La declaración fue reproducida como nota de opinión en el diario Página/12 en su edición del 23 de mayo de 2008.


lunes, 19 de mayo de 2008

El cuerpo de delegados como forma organizativa del movimiento estudiantil: el "doble poder" en la Facultad de Filosofía y Letras - UBA*

El cuerpo de delegados como forma organizativa del movimiento estudiantil: el "doble poder" en la Facultad de Filosofía y Letras - UBA*

PABLO AUGUSTO BONAVENA**

I- Algunos elementos del contexto general

El "doble poder docente/ estudiantil" de la Facultad de Filosofía y Letras se desenvuelve dentro de un proceso de ascenso de una fuerza social popular acaudillada por la clase obrera que emerge a partir de los hechos de masas de 1969; también enfrenta la política del Gran Acuerdo Nacional y su "salida democrática" como táctica de la defensa estratégica que construyó una fracción de la burguesía, no sin resistencia de otras, que tenía como meta inmediata institucionalizar el conflicto e intentar desarmar y disciplinar a esas masas en ascenso, realineándolas políticamente, como la caracterizaran varios destacamentos revolucionarios por aquel año. Finalmente, corresponde señalar dentro de este contexto genérico, el intento de reforma educativa impulsada por la dictadura (que desencadenaría varias huelgas docentes de oposición con apoyo del movimiento estudiantil de distintos lugares del país, en especial, de los secundarios[1]) que en el ámbito específicamente universitario se expresa, siempre a principios de 1971, en un intento de normalizar las casas de altos estudios a través de la constitución de los Consejos Académicos como punto de partida para su reestructuración, que contaría con el apoyo financiero del BID[2].

En la Facultad de Filosofía y Letras en particular, la intervención pretendía, según los diagnósticos coincidentes del peronismo estudiantil y la izquierda, "harvardizar" la carrera de Psicología (ya que su nuevo plan de estudios sería una copia fiel de la Universidad de Harvard), darle un perfil ligada al marketing a la carrera de Sociología, carreras que junto a Antropología y Ciencias de la Educación eventualmente conformarían un departamento de Ciencias del Comportamiento Humano. Otras características del proyecto eran: división de las carreras en ciclos, expedir títulos intermedios (como técnico en marketing, en selección de personal, etc.), alargamiento de las carreras, mayor número de correlatividades, incremento del número de materias para mantenerse como alumno regular (tres por cuatrimestre), aumento de horas semanales y mayor número de materias técnicas[3]. Además, se preveía separar a Psicología y Sociología del mismo ámbito universitario donde se dictan otras carreras de la Facultad, ya que la intervención argumentaba que "la división de la Facultad es algo necesario porque carreras como Sociología y Psicología tienen muy poco que ver con los filósofos y los literatos"[4].

II- "El "doble poder": su génesis y sus primeros logros

Durante los primeros meses de 1971, las luchas libradas por el movimiento estudiantil en todo el país fueron muy intensas y tuvieron como resultante resonantes triunfos como la abolición del examen de ingreso en algunas unidades académicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Claro está que los estudiantes de Filosofía y Letras de la UBA no eran ajenos a esos enfrentamientos, así como un grupo considerable de docentes de esa casa de estudios. Desde principios de año, los estudiantes organizaron una importante lucha contra el sistema de ingreso constituyendo la Comisión Pro Ingreso (también denominada Mesa de Lucha del Curso de Ingreso) impulsada por la peronista Federación de Estudiantes Nacionales (FEN), FAUDI (que en esta Facultad se identificaba como ARFyL), TUPAC, Carta Abierta y la Tendencia Estudiantil Revolucionaría Socialista (TERS, brazo universitario de Política Obrera). La Mesa llevó a cabo cursos-debates (con un promedio aproximado de 200 participantes por encuentro) que conformaron un verdadero foro de denuncia de las restricciones en el sistema de ingreso y una importante instancia organizativa que propugnaba la elección de delegados de curso. Esta iniciativa entraba en colisión con la política del MOR/ Lista Violeta Reformista que se colocaba al margen de la Mesa de Lucha y ofrecía cursos de apoyo para preparar a los ingresantes subordinando su intervención en el enfrentamiento a la política de la FUA La Plata; así como con la orientación política de la Tendencia de Agrupaciones Estudiantiles Avanzada/ Unión Antiimperialista Programática (TAREA /UAP, expresiones universitarias del PRT "La Verdad" que insistían en la necesidad de unificar todas las fuerzas a partir de las coincidencias fortaleciendo la organización de los delegados de los trabajos prácticos, pero denunciando al bloque “sin principios" conformado por FAUDI-TUPAC-FEN-Carta Abierta (foquistas)-TAR (Tendencia Antiimperialista Revolucionaria ligada al PRT "El Combatiente”), a la vez que también organizaba cursillos para ingresantes y llamaba a "controlar" los exámenes, consigna ésta última cuestionada con mucha vehemencia por la TERS ya que no se aclaraba el objetivo del "control" propuesto lo que avalaría deducir, según ellos, que no se pronunciaban a favor del ingreso irrestricto.

La lucha contra el limitacionismo más la indignación que causó la citada reestructuración académica de las carreras junto a la división de la Facultad, enmarcada en la nombrada reforma educativa, fue una combinación explosiva que generó una de las experiencias de lucha más importante del movimiento estudiantil en el transcurso de la autodenominada “Revolución Argentina". Se empezó a plantear entre el activismo estudiantil la necesidad táctica de construir un "contra-plan" elaborado por estudiantes y docentes, además de la frontal oposición a las aspiraciones de la política universitaria de la dictadura. Esta necesidad se consolidó a fines de abril y principios de mayo cuando se impuso una línea de confrontación contra la intervención universitaria que se concretó en la profundización del cuerpo de delegados del ingreso, que protagonizaría inmediatamente importantes hechos políticos como una concentración frente al decanato el 11 de mayo por la derogación de la reestructuración educativa y contra la división de la Facultad, un acto masivo el 14 de mayo en la Facultad con posterior marcha por el centro junto con ambas Fusa, con unos tres mil participantes, levantando las mismas consignas y la manifestación de conmemoración del Cordobazo junto a SITRAC/SITRAM y obreros de la Fiat.

Este ascenso en la organización y movilización agudizaría la lucha teórica, entendida como la lucha por la conducción de la masa activada, entre las diferentes tendencias que procuraban ser dirección, que cruzaban todo tipo de acusaciones, siendo la más común la referida a que no se respetan los mandatos de los trabajos prácticos, reemplazándolos por la línea de cada grupo político. Todas estas imputaciones entre organizaciones hacen aflorar, durante las asambleas, el ruego de los delegados de base y estudiantes independientes para unificar las consignas y líneas de intervención, en la perspectiva de lograr la unidad del movimiento.

A partir de junio, en ese clima de acusaciones entre agrupamientos, la lucha lejos de frenarse logró un salto cualitativo como veremos. Pero es importante aclarar que esta nueva etapa expresa la consolidación de una determinada vección política, en detrimento de otras: los que levantaban el planteo de la lucha armada, más allá de sus programas, tendieron a converger en un bloque común. Esto es, no existía una síntesis que aglutinara a todas las posiciones combativas; por ejemplo, unos días antes, el 26 de mayo, durante el desarrollo de una asamblea y luego de algunas escenas de pugilato se votó por unanimidad que UAP/ TAREA no integre más el cuerpo de delegados y tampoco pueda participar de las asambleas[5]; una situación parecida, se dio con el MOR, que venía siendo repudiado por su ligazón al Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA), tal como sucedió en la asamblea de Psicología del 30 de abril.

Al calor de las luchas estudiantiles, y por supuesto del combate obrero, ese paso adelante se logró cuando un grupo de docentes peronistas integrantes de las cátedras nacionales junto a los llamados "marxistas nacionales" decidieron asumir "el poder de la Facultad", para tratar de "traer al ámbito universitario las experiencias de poder que viene dando nuestro pueblo desde 1955, como las tomas de fábrica, La Calera, Garín, etc.". Encontraron un cuestionamiento parcial de la agrupación docente "29 de Mayo", cuyos miembros eran de izquierda e independientes (algunos pertenecían al PCR y a VC), ya que si bien compartían la idea de tomar la conducción de la Facultad propusieron que la medida se discuta con el movimiento estudiantil. Esto ocurrió el 10 de junio, luego de varias circunstancias a enumerar. La intervención ordenó clausurar la Facultad para bloquear la asamblea convocada para la noche de ese mismo día con el objetivo de fijar posición frente a la propuesta docente: no obstante, el movimiento estudiantil logró mantenerla abierta hasta la hora fijada (lo que significó, según TAREA, "un triunfo táctico"). Los hechos se iniciaron al mediodía con una "sentada" en el hall y la posterior ocupación del edificio, para desembocar en el encuentro docente/estudiantil que contó con una concurrencia de alrededor de 1200 participantes. Se adoptó la decisión de asumir el gobierno de la Facultad y tomar el edificio para resguardar el desarrollo de las tareas académicas (medida que no se garantizó), cubriendo el dictado de las clases con programas acordados entre los claustros, propuesta esta última que tenía como antecedente inmediato anterior lo resuelto por una asamblea docente/ estudiantil desarrollada en mayo, que le encomendó a un grupo de cinco miembros de la Asociación del Personal Docente de Psicología la elaboración junto con los alumnos del programa de la materia Psicohigiene, resistido por los estudiantes tanto como su profesor titular. Volviendo al 10 de junio, allí quedó conformado el Cuerpo de Delegados que se definió corno provisional y se dio la siguiente estructura organizativa: su cuerpo ejecutivo se integraba por uno o más delegados por materia, elegidos a su vez entre los delegados de cada curso de trabajos prácticos (llegó a haber unos trescientos delegados); los docentes se incorporaron al ejecutivo del cuerpo como minoría. Las corrientes que lo fundan fueron la Coordinadora Nacional de Docentes Peronistas, la Agrupación Docente 29 de Mayo, la Asociación de Docentes de psicología, alumnos del ingreso, TERS, TUPAC, FEN, Movimiento de Acción Programática, Carta Abierta, TAR[6], FAUDI y otras expresiones del peronismo estudiantil Y sectores de izquierda independiente, como el Grupo de Estudiantes Anti-Autoritarios (GEA) y el Núcleo Estudiantil de Base[7] (claro que no todas las corrientes estudiantiles de izquierda se incorporaron a la nueva herramienta organizativa, por ejemplo, además del MOR, el Grupo Anarquista Revolucionario -que reunía a unos treinta activistas- no se sumó ya que reivindican la "espontaneidad" revolucionaria, mientras lanzaban constantes embates contra el resto de las agrupaciones de izquierda). Una vez más no se les permitió el uso de la palabra a los militantes de UAP/ TAREA acusándolos de “reformistas” y “provocadores”. La asamblea sancionó un programa postulando el cuerpo de delegados como la dirección permanente de la Facultad: “1-contra la división de carreras, 2-contra el plan de la intervención y todo plan de estudios elaborado sin participación del estudiantado; 3-contra la colaboración o negociación con las autoridades; 4-por la elaboración de planes de alternativa al servicio del proceso de liberación; 5-contra los exámenes de ingreso; 6-contra la represión y la tortura; por el levantamiento de sanciones y expulsiones, la libertad de compañeros presos y detenidos políticos; 7-contra la dictadura y sus variantes golpistas o electorales”. Posteriormente se agregó una referencia contraria a las federaciones universitarias, otra desconociendo los viejos centros de estudiantes y un último punto donde se convocó a organizar clases paralelas en bares y calles[8].

Unos días después, el 15 de junio, se realizó una nueva asamblea docente/ estudiantil con unos mil participantes (entre los que se encontraba el grupo de dirigentes de SITRAC-SITRAM) donde triunfó la moción presentada por Carta Abierta, FEN, TUPAC, Corriente Estudiantil Nacionalista Popular (CENAP), TAR y delegados independientes en el sentido de empezar a trabajar desde ese mismo momento “como gobierno de la Facultad”. En pocas horas ya funcionaban cursos paralelos a los oficiales en el local de la UTN, en razón de que el edificio de la Facultad de Filosofía y Letras se encontraba cerrado, que se extenderían el día 17 a la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) y la Universidad del Salvador. Paralelamente el flamante cuerpo de delegados realizó actos y manifestaciones en el centro de Buenos Aires pidiendo la reapertura de la Facultad.

Como argucia para neutralizar al “poder docente- estudiantil”, el mismo 15 de junio, las autoridades de Filosofía y Letras suspendieron las clases “por tiempo indeterminado” de la cerrada Facultad, fundamentando la medida en que, si bien la rebeldía se reducía a un mínimo de alumnos y docentes auxiliares, por su “adiestramiento extrauniversitario” creaban una atmósfera de “intimidación”. La situación inquietó a la masa estudiantil ante el peligro de perder el cuatrimestre, pero no obstante ello y la clausura, lejos de paralizarse, los estudiantes y docentes lograron garantizar el funcionamiento de las clases prácticas en la calle y en los bares “Buenos Aires” y “La Ernestina” de la zona lindante a la Facultad, así como en las aulas de la UTN, en la Facultad de Derecho, de Ingeniería y Arquitectura, todas de la UBA. Esta línea de acción se impuso en un debate táctico donde, por un lado, los sectores independientes y peronistas habían planteado que no se debía hacer gran hincapié en luchar por la reapertura inmediata “porque el edificio no interesa” y se debe “hacer funcionar la Facultad en otro lado, imponiendo el poder paralelo” y, por otro, se argumentaba que se tenía que luchar centralmente por la urgente reapertura de la Facultad, entiendo que la primer alternativa dejaba intacto el poder de la dictadura y sus agentes dentro de la misma (TAREA); FAUDI se acercó a esta ultima posición pero sosteniendo la reapertura del edificio por la fuerza, alternativa equivocada según TAREA debido a que no existía una acumulación de fuerzas suficientes en ese momento para tal medida. En realidad, la maniobra del interventor no hizo más que ayudar involuntariamente al cuerpo de delegados pues al trasladarse las acciones fuera de las paredes de la Facultad contribuyó a su no-aislamiento y la expansión del alto nivel de politización alcanzado en otras unidades académicas. En efecto, el 21 de junio, las autoridades advertidas de su equivocación reabrieron la Facultad con el argumento ahora de que el número de estudiantes activistas es poco, y al mantener cerrada la Facultad se causa perjuicio al grueso del alumnado que identificaba como la “mayoría silenciosa”; este hecho se evaluó como un triunfo del movimiento estudiantil/ docente porque además de lograr la reapertura (meta inmediata, como apuntamos, sólo de algunas agrupaciones) consiguieron seguir con las actividades académicas a partir de su gestión en forma paralela y eficiente. Durante el cierre había logrado hacer funcionar las cátedras de Matemáticas, Psicopatología, Psicohigiene, Psicología Comprensiva e Introducción de Sociología con los docentes designados por el “doble poder”.

Al otro día se llevó a cabo una nueva asamblea estudiantil en el local de la Facultad de Ciencias Económicas con unos 1500 concurrentes que reiteraron su apoyo al cuerpo de delegados y reivindicaron lo actuado hasta la fecha, expresando su adhesión a la Asamblea Popular Boliviana. Frente a ello, el decano Ángel Castellán hizo pública su posición afirmando que “a partir de este momento no aceptará que una minoría pugnaz perturbe la tarea docente con presiones o amenazas sobre profesores, alumnos y personal" y añadió que "al servicio de los intereses de la mayoría pondrá todos los medios a su disposición y no vacilará en utilizarlos para garantizar dichos intereses", contando con el apoyo de una nueva agrupación, el Centro Universitario Sin Política Interna (CUSPI)[9].

El 23 de junio, se reiteró la asamblea, ahora con más de dos mil estudiantes, donde el cuerpo de delegados le planteó un "ultimátum" al decano exigiendo el retiro de la policía apostada en la zona aledaña a la Facultad en un plazo no mayor a 72 hs., la expulsión de la profesora y Secretaria de la Facultad María Rosa Labastié (había afirmado que los propulsores del poder docente/ estudiantil eran "psicópatas que trasladaban a la facultad sus problemas familiares"), la derogación del curso de ingreso y el levantamiento de las sanciones contra estudiantes, entre otras consideraciones.

A fin de mes se formuló un plan de lucha que contemplaba un juicio político al profesor de la asignatura Introducción a la Sociología, Fernando Cuevillas, aprobando que su lugar sea ocupado por un profesor de la "línea nacional" a designar en asamblea, pero fundamentalmente las acciones estuvieron en relación al repudio al 5° aniversario del golpe de Onganía y la intervención a las Universidades Nacionales. En tal sentido el cuerpo de delegados realizó discusiones por cada práctico y una concentración en el hall de la Facultad al finalizar cada turno como forma de agitación, con el fin de ganar la calle. Esta última meta se cristalizó en un acto relámpago en Plaza Once, que duró pocos minutos, de repudio de la dictadura y homenaje a Emilio Jáuregui, del que tomaron parte más de dos mil estudiantes y algunos sectores obreros ligados a partidos de izquierda, levantando barricadas y arrojando clavos miguelitos en la calzada y bombas molotov contra entidades bancarias y una concesionaria de autos Fiat. Previamente, habían desarrollado manifestaciones en la zona céntrica y en el barrio de Flores (ésta última fue caracterizada por la TERS como "ultrapetardista") que movilizaron cada una cerca de 2000 personas, buscando como efecto atacar en distintos puntos de la ciudad para neutralizar los dispositivos represivos[10].

III- El debate táctico y la lucha teórica

Julio se inició con un clima de gran tensión entre las autoridades y los estudiantes, que si bien habían logrado la reapertura del establecimiento, se encontraron ante un férreo dispositivo represivo en su interior no pudiendo estar más de tres personas juntas en el hall, con control policial en la entrada y con la prohibición de hablar de política en los trabajos prácticos, de repartir volantes y colocar carteles, entre otras medidas de similares características que alcanzaban al cuerpo docente.

Ante este panorama, aparecen las primeras serias discrepancias en el seno del cuerpo de delegados; los sectores independientes y del TAR evalúan el peligro de alejarse de las bases estudiantiles si se sostiene y prolonga la ofensiva, planteando desacelerar tácticamente la lucha por el ingreso en Psicología y el "juicio político" a Cuevillas; en cambio, FAUDI afirma que no hay que replegarse y se debe seguir con la agitación si bien expresa inquietud por el mismo posible problema. Más extendida es la preocupación sobre la continuidad del movimiento si no se logra superar el aislamiento, esto es, si no se incorporan a la lucha, como mínimo, estudiantes y docentes de otras unidades académicas que permitieran romper un posible cerco[11]. La TERS se queja del “manijerismo” que ejerce el ejecutivo del cuerpo de delegados afirmando que "las agrupaciones petardistas se han lanzado a teorizar sobre si co-gobierno docente estudiantil o poder estudiantil, sobre si es posible institucionalizar las formas de control estudiantil bajo un gobierno burgués, entre otros temas, omitiendo que hay que combatir las salidas por Facultad y unificar el combate contra el gobierno"[12]. Otra de las discrepancias giró en torno al "ultimátum", ya que representó de hecho, según la mayoría de los análisis, una “tregua” hasta que se cumplió el plazo que devino, de alguna manera, en una paralización del movimiento y le brindó la posibilidad a la intervención de ganar un tiempo precioso en tal álgida situación. Esto fue "autocriticado" como un error por el ejecutivo del cuerpo de delegados. TAREA prosigue con sus cuestionamientos al explicar que la presencia policial es producto de una medición que hizo el decano durante el cierre de la Facultad “llegando a la conclusión de que tenía bastantes puntos a su favor”, de allí que implemente esta política de intimidación e inicie sumarios a los docentes "rebeldes", además, considera que él cuerpo de delegados cayó en el "desprestigio" e "inoperancia" debido a que fue “copado por un bloque tendencial (ultra)" que "rompió la unidad de acción, intentó expulsar a la oposición de las asambleas y comenzó a tener graves enfrentamientos en la base de los cursos. Empieza, y muy velozmente, a recorrer el camino del desprestigio de los Centros”, completando su análisis de situación al señalar que “se produjo un desenchufe de los delegados de sus propios prácticos" y por ende se cayó en el "burocratismo"[13]. Carta Abierta reparte una profusa cantidad de volantes tomando distancia de las líneas estratégicas de las corrientes con las que venía confluyendo. También ahora hay serias discrepancias en tomo al apoyo o no al SITRAC-SITRAM donde las posiciones se polarizan con otro eje, entre peronistas y la izquierda, subyaciendo la confrontación entre sindicalismo clasista y peronista.

Sin embargo, a pesar de las dudas, autocríticas y críticas entre orientaciones, continúan los logros del "doble poder". El 1 de julio Cuevillas renunció a su cátedra para evitar el juicio político diciendo que está afectado por la "sorpresiva campaña de imputaciones de algunos estudiantes" y "se inventa mi participación en tareas de represión". La situación fue vivida como un nuevo triunfo del cuerpo de delegados, pero la renuncia no desactivó la lucha. Se trató de materializar esa misma noche el anunciado "juicio" al saliente profesor en el seno de una asamblea con unos mil estudiantes, que fuera interrumpida por la policía con un saldo de dos estudiantes y algunos docentes presos. Las expresiones de repudio por esta acción policial fueron inmediatas, concurriendo a los medios de comunicación para denunciarla, concretando un acto en la Facultad de Ingeniería y una nueva asamblea en la UTN, a cuya finalización hubo incidentes entre estudiantes y policías en Santa Fe y Pueyrredón que culminó con varias detenciones.

Un nuevo triunfo no se haría esperar. El 5 de julio renunció el Director de Filosofía, acontecimiento que generó mucho entusiasmo en el cuerpo de delegados que pretendía reemplazarlo por un profesor de orientación política radicalizada, comprometido con los cambios en el contenido de la carrera que ellos propulsaban. En la misma jornada, la policía se llevó detenido a un estudiante en la puerta de la Facultad generándose un importante hecho; cuando se expande la noticia los alumnos suspendieron su asistencia a clases, se concentraron en el hall y ocuparon la Facultad, de allí, una delegación fue a exigir al Decano que logre su libertad quedando éste en condición de rehén; aproximadamente a las 21,30 hs. “apareció" el estudiante que había sido detenido y sus compañeros lo recibieron con aplausos retornando la normalidad. El 6 de julio, el sobresalto lo vivió Cuevillas cuando su domicilio fue blanco de un atentado reivindicado por los “Comandos Estudiantiles 15 de Marzo" y “Emilio Jaúregui”.

Para mediados de mes, lejos de cerrarse, se intensificó el debate respecto del llamado "repliegue o desaceleramiento táctico". TAR, Carta Abierta, Comandos Estudiantiles Peronistas (CEP) y el FEN aunaron en ese momento criterios en relación a la que pronostican como etapa de reflujo, lo que debería tener como correlato un repliegue táctico para consolidar políticamente a las bases con un balance de lo actuado. TUPAC y FAUDI, en cambio, evaluaron que el auge no ha decaído y es preciso insistir con las movilizaciones y agitación para afianzar ideológicamente a las bases. La TERS se opone al “repliegue" y caracterizó la situación del ejecutivo del cuerpo de delegados como una "crisis de la dirección" y su "política frenadora".

Por primera vez hay posibilidades de ruptura, pero la unidad provisoria se logró alrededor de la lucha contra lo que el cuerpo de delegados evaluó como una "escalada represiva" de la dictadura señalando que "en los últimos 5 años se han producido cerca de 25.000 detenciones políticas”. En este contexto, uno de los momentos de mayor movilización se generó al repudiar el secuestro y asesinato del matrimonio Juan Pablo Maestre y Mirtha Misetich, ambos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y con militancia en el "peronismo revolucionario”, acción que fuera asumida por el “Comando 30 de Junio” ante la responsabilidad que tendrían “en el asesinato del compañero metalúrgico Augusto Vandor”.

IV – El ejercicio del doble poder: algunos de sus aspectos político/ académicos

Simultáneamente a los debates entre tácticas y la lucha contra la represión, continuaba el ejercicio del “doble poder”, aunque algo debilitado por las rencillas internas y receso académico de mitad de año. ¿En qué se expresó? Los alumnos de la cátedra de Antropología Social cuestionaron el contenido político del programa; también se vivía estados de abierta deliberación y asamblea permanente en la cátedra de Fundamentos de Psicología y en la de Metodología de Investigación Psicológica. Por otra parte, una asamblea estudiantil desconoció a la profesora “pro-imperialista” Nuria Cortada de Koghan de la cátedra de Estadística con la decisión de no presentarse al próximo turno de examen y el estudio de la materia en el segundo cuatrimestre de acuerdo al programa docente/ estudiantil (el programa “rebelde” finalmente se puso en práctica al lograr su expulsión, abarcando entre otros temas, en el contexto de una revisión crítica de la Estadística, el análisis e investigación sobre salud, desempleo y mortalidad infantil)[14]. Otra asamblea resolvió no rendir los exámenes de Psicohigiene y Salud Mental (cuyo titular Omar Ipar había renunciado en mayo ante la amenaza de un juicio público), ya que los estudiantes interpretan que “los actuales planes de estudio tienden a aislar a los estudiantes y docentes del proceso de lucha de nuestro pueblo por su liberación”[15]. Unos mil doscientos estudiantes de la Cátedra de Sociología Sistemática discutieron el programa de la materia logrando acordar nuevos contenidos entre peronistas y marxistas. La misma situación se reprodujo en varias cátedras por lo que muchos estudiantes se presentaron en el turno de exámenes rindiendo con sus propios programas ante docentes “sublevados” a las jerarquías académicas y cuyos contenidos alcanzaban el análisis de los momentos anteriores y posteriores al “Cordobazo”, del peronismo y del propio cuerpo de delegados de esa Facultad; las distintas tendencias prepararon fichas con sus posturas para incluirlas como bibliografías en los programas y generar debate (por ejemplo, TAREA propuso discutir el programa de SITRAC-SITRAM y una declaración del ERP en la ciudad de Córdoba que denunciaba el rol contrarrevolucionario de Perón. La TERS impulsó la inclusión de la teoría de la “revolución permanente”). También se impusieron importantes modificaciones en los programas de las materias introductorias, como Historia, Economía (donde se logró asimismo un número mayor de comisiones de trabajos prácticos) y Ciencias de la Educación. La cátedra de Historia de la Psicología empezó a funcionar con docentes nombrados por los estudiantes. No faltó quienes cuestionaban el papel de los docentes como "jueces" de sus conocimientos y otros pedían el derecho de los estudiantes a opinar sobre las notas.

V- El segundo cuatrimestre: la reconstrucción del cuerpo de delegados

Finalizando agosto, el cuerpo de delegados juzga que "este segundo cuatrimestre se caracteriza de entrada por un intento concreto y palpable de neutralizar Psicología y Sociología como focos de conflicto a través de sus desmembramientos en los hechos", mientras TAREA pronosticaba "otro cuatrimestre caliente", coincidiendo con el punto de vista de la revista Confirmado que auguraba un “recrudecimiento de la lucha estudiantil”[16].

Se cumplieron los vaticinios. Con el comienzo de la segunda parte del ciclo lectivo, además de endurecerse las medidas represivas en la Facultad, se conoció la no-renovación de contratos para 23 docentes que dieron el apoyo al programa estudiantil y 170 ayudantes de la carrera de Psicología (lo que significaba que unas quince materias no podrían funcionar), la sustanciación de sumarios a docentes solidarios con el "doble poder”, situación a la que se agregan las acefalías en las carreras de Sociología con la renuncia de Francis Korn, Psicología (Ipar) y Antropología (Cortázar), además de la dimisión de Castellán como parte de la "normalización" universitaria.

En esta misma época, una asamblea de la que participaron alrededor de 1300 estudiantes y fuera presidida simbólicamente por Juan Pablo Maestre y los obreros y universitarios caídos durante su resistencia armada al golpe derechista de Bolivia, resolvió la "reconstitución" del cuerpo de delegados que, como indicamos, había disminuido su fuerza a fines del cuatrimestre pasado y durante el receso; se votó: 1- Entrada a la Facultad sin presentación de libreta. 2- Retiro de la policía interna. 3- Extensión de la lucha coordinándola con la de los alumnos de las Facultades de Derecho e Ingeniería de la UBA, con la de alumnos secundarios y con los de la Escuela Prilidiano Pueyrredón. 4- Marcha al decanato de la Facultad el miércoles primero de septiembre, para imponer el dictado de las materias que no se cursan y deberían serlo. 5- Recuperación del aula 105 (donde funcionaba el cuerpo de delegados durante el primer cuatrimestre, ahora se impide la entrada por orden del decano). 6- Declaración de apoyo a SITRAM y SITRAC y envío de una delegación al plenario de gremios combativos y clasistas a realizarse en Córdoba el 28 de agosto. 7- Acto a realizarse el viernes 27 en algún barrio obrero de Buenos Aires en apoyo a las luchas del pueblo boliviano. 8- Asamblea general estudiantil/ docente a llevar adelante el viernes 10 de septiembre. 9- Asamblea de delegados a realizarse luego de la primera semana de clases del segundo cuatrimestre. 10- Denominar a la biblioteca de la Facultad "Juan Pablo Maestre" por su calidad de combatiente del pueblo y considerando su condición de ex bibliotecario de ella. 11- Imposición al decanato de la reanudación de la actividad político/ docente de los profesores discriminados por su actividad política. 12- Que el Cuerpo de Delegados tome la responsabilidad de la inscripción de los alumnos del curso de ingreso en las materias que no se cursan y deberían hacerlo. Hay otras alternativas de la asamblea dignas de resaltar; en el transcurso de la misma, se presentó una delegada de la Escuela Prilidiano Pueyrredón que pidió apoyo y guía política para su lucha; por otra parte, por resolución de la asamblea no se permitió hacer uso de la palabra a los representantes de la Lista Violeta Reformista (PC/ENA) ni de la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (UNLP) por no haber explicitado su repudio al ENA y la "Hora del Pueblo" respectivamente; tampoco pudo hacerlo un miembro de la UAP/TAREA, cuyos militantes acusaron al resto de “manijeros”.

Concluyendo agosto el cuerpo de delegados protagonizó dos hechos de masas que es indispensable destacar. El día 27 tuvo lugar en el Barrio de Pompeya una manifestación contra el golpe en Bolivia que interrumpió el tránsito por la Avda. Sáenz hacia la estación del Ferrocarril Belgrano, en su marcha arrojaron más de veinte molotov y bombas de alquitrán, luego de recorrer casi tres cuadras se dispersaron antes de la llegada de la policía que sin embargo logró detener a nueve estudiantes. El otro hecho se inició cuando miembros del ultra-derechista Sindicato Universitario de Derecho (SUD) repartían dentro de la Facultad de Filosofía y Letras su periódico Nueva Ideología; en ese momento fueron interpelados por varios estudiantes que apresaron a uno al que le quitan de sus ropas una cédula de identidad con el nombre de Alberto Borrajo y una libreta universitaria con la misma fotografía de la cédula pero con el nombre de Miguel Ángel Conde; frente a esta situación se concretó una asamblea donde fue increpado duramente, siendo reconocido como unos de los que incendió en junio el Centro de Estudiantes de Derecho (UBA), lo acusan de pertenecer a la policía pero no es maltratado habida cuenta que los casi 2000 asambleístas deciden garantizar la integridad física del detenido, luego de descartar mociones que propiciaban largarlo desnudo a la calle, o darle una golpiza colectiva; entonces se llamó al Decano Castellán que al presentarse de inmediato es interpelado airadamente por el alumnado para después acercarle dos actas para firmar, una donde se deja constancia que ha sido detenido por los estudiantes un miembro del SUD (que se presentó como prueba en la denuncia policial hecha por los estudiantes), que es firmada, y en la segunda, que no rubrica, donde se lo compromete a anular las expulsiones de varios docentes y alumnos, retirar la vigilancia interna y otorgar el libre acceso a la Facultad a los miembros del movimiento estudiantil[17].

VI- El doble poder: un asunto de Estado

La capacidad del cuerpo de delegados de reponerse a sus errores y de mantener la unidad de acción lo transformaba en un problema, no sólo para las autoridades universitarias, sino que también para las nacionales. Sobre todo por el hecho de haberse convertido en un referente a ser emulado por el alumnado de otras casas de estudio[18]. Efectivamente, a esta altura del año, ya se habían desarrollado experiencias similares en la Escuela Prilidiano Pueyrredón, que constituyó un Consejo Directivo Docente/ Estudiantil paralelo, que dictó cursos a cargo de “profesores solidarios” y logró la deseada renuncia del director; en las Facultades de Arquitectura (que levantó los cursos y organizó cursos paralelos), Ingeniería, Derecho, Ciencias Exactas y Ciencias Económicas de la UBA; en la Universidad de La Plata se conocían experiencias de la misma índole en la Facultades de Ingeniería (donde el ejecutivo del cuerpo de delegados, con treinta miembros, se hizo cargo del Centro de Estudiantes), Ciencias Naturales, Ciencias de la Educación y Medicina; en la Universidad Nacional del Sur se había organizado una Coordinadora formada por delegados de carreras; en la Universidad Católica de Córdoba, en la UTN, etc[19].

Así se convierte en un problema de Estado cuando, el 5 de octubre, Lanusse envió un mensaje reservado a los rectores interventores de las Universidades Nacionales que en sus puntos más salientes dice: "La presencia creciente de lo que ha dado en llamarse el poder paralelo o cogobiemo estudiantil/ docente que consiste en la paulatina asunción al poder de decisión por parte del grupo activista estudiantil con algunos docentes que obran en convivencia con ese sector, y la formulación de asambleas y tribunales populares, configuran una imagen de anarquía y lenidad en el ejercicio de la autoridad, por lo que deben ser erradicados en el más breve plazo"; agregó: "Si ello no se logra por la acción de docentes y autoridades responsables, cabe formularse la reflexión de que puede resultar conveniente cerrar determinadas casas de estudio, evitando que sigan constituyendo un foco de subversión y caos". Varios rectores se opondrían al planteamiento del Poder Ejecutivo en favor de alternativas “dialoguistas”.

Conocido el documento, el cuerpo de delegados de Filosofía y Letras se reunió urgentemente con su similar de la Facultad de Arquitectura de la UBA para analizar conjuntamente el contenido del mismo aunque no toman resoluciones inmediatamente, pero sí adelantan que resistirán la aplicación de las directivas.

La misiva de Lanusse revivió los trascendidos acerca de que la Facultad de Filosofía y Letras trasladaría varias carreras al viejo Hospital de Clínicas. La respuesta a Lanusse y el decano es la profundización del "doble poder". En esa dirección, se reunieron docentes y estudiantes en asamblea para retomar la discusión sobre el contenido de los programas del segundo cuatrimestre, estallando un álgido conflicto entre los alumnos y el cuerpo docente de la cátedra de Introducción a la Sociología. Se concretaron varias mesas redondas y otras actividades teórico-políticas, cuyas deliberaciones fueron grabadas con la intención de ser incluidas en las cátedras como fuente para su estudio destinando el dinero recaudado a la Comisión de Ayuda a los Presos Políticos. Los temas tratados refirieron a la violencia política, la represión, el marxismo, Freud, formas de gobierno, etc., tomando parte de ellas sacerdotes tercermundistas, obreros, dirigentes de organizaciones políticas y profesores marxistas.

VII- El fin del ciclo lectivo

En diciembre, con la finalización de las clases, el conflicto estudiantil se reeditó en torno a los exámenes. Los estudiantes de la carrera de Historia se negaron masivamente a rendir examen en el primer turno de la cátedra del Capitán Pérez Amuchástegui en protesta por el programa de la misma, considerado idealista, irracional y de gran rigidez interpretativa; el cuestionamiento fue apoyado por un grupo de jefes de trabajos prácticos y auxiliares de la misma cátedra que durante el segundo cuatrimestre habían tomado como referente el programa "rebelde" desconociendo el del titular. En realidad, el problema se remontaba a todo el cuatrimestre y en especial en el momento de las evaluaciones parciales donde los estudiantes desconocieron las condiciones fijadas por la cátedra, ya que además de cuestionar el contenido del programa, exigieron rendir en grupo (modalidad que logró imponerse en varias materias), finalmente cuando la cátedra no aceptó ese estilo de examen e impuso su criterio, fue boicoteado por el 90 % del alumnado, panorama que obligó a Pérez Amuchástegui a terminar reconociendo la condición de regular para la totalidad del alumnado. Una situación parecida se desencadenó en la cátedra de Introducción a la Sociología donde los alumnos en asamblea, de la que participan profesores y auxiliares docentes, decidieron suspender el turno de exámenes.

Para evitar inconvenientes, Pérez Amuchástegui (que según los estudiantes llegaba a la Facultad en patrullero y se desplazaba custodiado por guardaespaldas reclutados en la Casa del Boxeador) ideó un sistema para garantizar el funcionamiento de las mesas examinadoras a su cargo. Dispuso que le debía rendir en tandas de 25 estudiantes, pudiendo ingresar al edificio sólo los integrantes de ese grupo, quedando el resto en la vereda de la Facultad hasta que finalice el primer grupo y así sucesivamente. El 10 de diciembre, a las 8 hs., en el segundo llamado a examen se presentaron unos 200 estudiantes que vieron impedido su acceso a la Facultad pese a que ya habían ingresado 15 alumnos con ese fin. Lejos de amedrentarse, entraron por la fuerza y entablaron un áspero diálogo con Pérez Amuchástegui sobre el criterio para rendir examen. Cerca de las 11 hs. llegó el fuero antisubversivo (el decano había radicado una denuncia por usurpación de la propiedad) que irrumpió en el establecimiento y redujo a los estudiantes concentrándolos en el patio central por el término de una hora hasta que arribaron camiones celulares para trasladar a 128 en condición de detenidos, ante la indignación de otros compañeros que se hallaban en la zona cercana a la Facultad, en bares, que censuraron la acción policial pero se debieron retirar ante la amenaza de ser reprimidos. Como primera respuesta, el Cuerpo de Delegados de la Cátedra de Historia emitió un duro comunicado donde informaba que “repudia la clara actitud asumida por el profesor Pérez Amuchástegui de respaldarse en la Policía Federal para garantizar su cátedra, ayudando así a crear las condiciones de represión y de violencia" y acusó al Decano de mantener el "terror ideológico" en esa casa de estudios. Luego solicitaron la libertad de los detenidos a partir de actos relámpagos por el centro de la ciudad que generaron disturbios. Conocidas estas novedades, en el viejo Hospital de Clínicas, durante el funcionamiento de la mesa examinadora de la materia Introducción a las Ciencias de la Educación, Carta Abierta, TAREA y sectores independientes plantearon levantar dicha mesa como repudio a los sucesos relacionados con Pérez Amuchástegui, pero el MOR se negó a adoptar tal actitud por entender que así se contribuye con la destrucción de la Universidad coincidiendo objetivamente con la política de la dictadura. Al atardecer, por la Avda. Independencia, realizaron una manifestación junto a estudiantes de Arquitectura. En las últimas horas del día, tuvo lugar una reunión entre tendencias; TERS, FAUDI y TAREA propusieron levantar el segundo llamado a exámenes pero los delegados de base se opusieron para “no dividir a la gente". Por su parte, TUPAC sugirió hacer aprobar en cada mesa una declaración. Como no se unificaron las posturas, finalmente sólo se levantaron las mesas de Sociología y Psicología General pero se rindió en Matemáticas donde se impuso el criterio de los delegados de base y el grueso del alumnado, que se negaban a perder el turno de examen[20].

El 14 de diciembre, se formó una Comisión de Padres de los estudiantes alojados en la cárcel de Devoto, para “luchar por la libertad de nuestros hijos"; una nutrida delegación de ellos se dirigió al diario Crónica junto a los abogados defensores para denunciar que por el requerimiento de Pérez Amuchástegui allanaron el domicilio de tres profesores que fueron detenidos, apoyan los reclamos de sus hijos afirmando que fueron sometidos al régimen antisubversivo "por reclamar justicia ante un profesor, pero los asesinos de Silvia Filler cuentan con la protección de las autoridades pese a estar perfectamente individualizados"[21]. Dos días después, se conoció un documento de los “Estudiantes Procesados de Filosofía y Letras" firmado por ciento veintiséis alumnos que fueron liberados bajo caución juratoria y pidieron la destitución del Decano y del Capitán Pérez Amuchástegui, el levantamiento de sanciones y autorización para rendir las materias que cursan, la absolución de todos los procesados, la no-aplicación de sanciones a profesores y el "reconocimiento de los métodos y programas del movimiento estudiantil/ docente para cursar y rendir exámenes".

El día 21 de diciembre, podríamos decir que se bajó el telón del agitado año culminando la primera etapa de la experiencia de "doble poder" cuando, por la madrugada, estalló una bomba en el domicilio del profesor Pérez Amuchástegui. Se volvería a levantar en marzo del año siguiente.

Palabras Finales

Obviamente, es indispensable destacar que no se puede olvidar que, si bien la forma organizativa tiene una determinada independencia, existe entre ella y la línea estratégica de acción política una relación dialéctica, según nos enseña Lenin en el ¿Qué hacer? y en muchos otros de sus trabajos. Por ello, según nos permitieron nuestras fuentes, explicitamos las líneas políticas de los distintos destacamentos imbricadas con sus propuestas y prácticas organizativas.

Claro está que lo expuesto hasta aquí no permite dar cuenta todavía de nuestra hipótesis general, que supone que la forma "cuerpo de delegados" supera a la tradicional forma organizativa en centros de estudiantes, en la línea de favorecer el fortalecimiento de la estrategia revolucionaria, al ser instancias para derrotar el proceso de burocratización de los centros, generando mejores condiciones para la politización y movilización de la masa estudiantil. Vamos en ese camino.

Marzo de 1997



* Presentamos aquí un extracto de la nota publicada originalmente en la revista Lucha de Clases, Año 1, N°1, otoño-invierno de 1997 [N. del E.].

** Sociólogo y docente investigador de la U.N. de Luján, de la UNLP, de la Facultad de Ciencias Sociales-UBA y del Instituto Gino Germani.

[1] Véase Nuestra Palabra, N° 1097 del 13 de julio de 1971, pp. 7.

[2] El profesor de la Universidad Nacional del Litoral Osvaldo Benigni denunció públicamente estos créditos del BID afirmando: "los que sienten que esto es ayuda se equivocan: es nada más que un común negocio de Banco". Véase más aspectos de la denuncia en Primera Plana, N° 441 del 8 de julio de 1971, pp. 17.

[3] Véase Política Obrera, N° 89 del 10 de mayo de 1971, pp. 6.

[4] Citado en el artículo "Los estudiantes versus el G.A.N." de Osvaldo Meira, Revista Hombre Nuevo, N° 1 del 21 al 27 de julio de 1971.

[5] Esta agrupación denuncia a los “matoncitos y burócratas” de TUPAC de haberlos agredido, explicando que se está imponiendo una conducción “centrista”, “anti-democrática” y “ultraizquierdista” de carácter sectario en el movimiento que no deja expresar posiciones distintas a las de la mayoría: advirtiendo que “esto que es bastante nefasto para los estudiantes, lo es también para la posible acción común de los docentes”. Por otra parte, denuncia al FEN, ARFyL y TUPAC por no proponer un órgano de gobierno de la Facultad con mayoría estudiantil, sosteniendo que éste debería integrarse por una Comisión del Ejecutivo del Cuerpo de Delegados, 10 ayudantes y 5 profesores. En su balance de inicios de junio, dice: “por un lado, se lograron obstaculizar los planes de la Intervención; pero, por otro, estamos todavía muy lejos de una movilización realmente masiva que logre derrotarla". Véase: La Verdad. Semanario de Informaciones Obreras y Estudiantiles, N° del 26 de mayo y del 9 de junio de 1971.

[6] Este nucleamiento reivindica la figura del "delegado que representa el mandato práctico", esto es, lo discutido y aprobado en el aula de los trabajos prácticos sin ser como pretenden ciertas agrupaciones un mandato político que sustituya la decisión del práctico por la decisión de la tendencia". Afirman que “debemos terminar con los actos en los cuales la participación del estudiantado está limitado a escuchar a los oradores y gritar determinadas consignas".

[7] Como fundamento para impulsar el cuerpo de delegados, el Núcleo Estudiantil de Base señala: "Entendemos a los Cuerpos de Delegados como sistemas organizativos del estudiantado que superan los planteos ineficaces como: a) Centros de Estudiantes: útiles sólo para la lucha legal. En tanto el movimiento estudiantil se plantea una clara perspectiva revolucionaria partiendo del cuestionamiento de su problemática específica, insertándolo en una critica al sistema social en su conjunto, no puede darse una organización montada sobre una perspectiva burguesa de democracia formal donde prima el accionar verticalista impidiendo la participación concreta de las masas en la elaboración de sus instancias políticas. b) Mesas de acuerdo: manijeos entre tendencias con total prescindencia del estudiantado independiente. Cuando aumenta la participación estudiantil en la lucha debe tenderse a la forma organizativa basada en el Cuerpo de Delegados. Estos constituyen la herramienta más eficaz para el trabajo en el plano estudiantil en todos sus niveles: 1) Por la participación masiva que se requiere para su funcionamiento. 2) Por garantizar el contacto permanente con las bases ya que el delegado será la expresión de las inquietudes del curso ante el Cuerpo, debiendo, asimismo, promover en su práctica la discusión sobre las iniciativas que toma éste. 3) Porque ese contacto permanente va elevando el nivel político del grueso del estudiantado que al asumir la comprensión de sus problemas se liga a las luchas político sindicales. 4) Porque son un obstáculo para los manijeos de las tendencias constituyendo el sistema de dirección más democrático. Su propia estructura asegura que el poder de decisión cabe a las masas estudiantiles y facilita a las mismas canales aptos para la remoción de los delegados que se aparten de sus planteos políticos. 5) Porque se renuevan constantemente nutriéndose de las bases y promoviendo nuevos cuadros con experiencias organizativas agitativas y políticas”. Extracto de la entrevista publicada en el periódico Pueblo rebelde del Movimiento Socialista Revolucionario, N° 22 de finales de octubre de 1971.

[8] Es muy interesante considerar el balance de la agrupación UAP/Tarea sobre esta asamblea. Evalúan que el número de participantes del evento indica que “no se masificó la movilización” y al respecto recuerdan que “la UAO fue la única agrupación de la facultad que llamó permanentemente a ser cuidadosos, a ir dosificando las medidas para lograr masificar la lucha, a no contraponer acciones combativas y violentas de una ínfima minoría a la posibilidad mucha más rica de ir incorporando al conjunto de los compañeros de los prácticos a la lucha. UAP fue la única agrupación que llamó consecuentemente a la unidad de acción contra la Intervención, a respetar el nivel de discusión y los mandatos de los prácticos”. Sin embargo, destacan dos hechos positivos de la asamblea a pesar de que les fuera vedada la palabra; uno, “se comenzó en serio la discusión política”, esto es, “cuestiones que hacen a las necesidades de la movilización” y “ se inició el debate sobre el problema del poder en la Universidad”; dos, “comenzó a bajar a tierra la discusión sobre la situación nacional”. Destacamos que este nucleamiento, en ese momento, diagnosticó que por “la altura del cuatrimestre” y “la falta de una movilización real en los prácticos” no se “producirán grandes hechos, por lo menos hasta el próximo cuatrimestre”. La Verdad, N° del 16 de junio de 1971, pp.11.

[9] Surgida en esos días y que tenía como antecedente la organización Estudiantes Argentinos de Centro. Se define en contra de la política en la Universidad y denuncian a varios docentes por hacer proselitismo. Sobre la misma, el cuerpo de delegados opina que “no es más que una minoría instrumentada por el decano para no desprestigiarse", mientras bromeaban especulando que eran familiares del decano.

[10] Hacemos presente algunos aspectos de esta acción para ilustrar el grado de desarrollo organizativo alcanzado. La planificación estuvo a cargo de un grupo pequeño de estudiantes que también determinó el territorio donde se desarrollarían las acciones y las medidas de autodefensa, para lo cual se realizaron tareas de reconocimiento y selección de blancos. Cada grupo participante tuvo un encargado que recibió el informe del grupo principal por teléfono en clave, con estas indicaciones el responsable de cada grupo lo movilizó por medio de contraseñas, se tomaron medidas de seguridad para impedir que se infiltren integrantes de organismos de seguridad o provocadores. Se estipuló que los integrantes de los grupos movilizados circularan por la zona prefijada como simples transeúntes hasta que recibieron la orden de agruparse con movimientos veloces y sorpresivos, un grupo especial atacó los objetivos establecidos (empresas, bancos, etc.) con un riguroso orden de intervención, primero actuaron los “pedreros" que rompen las vidrieras indicadas, detrás intervinieron los “botelleros” que descargaron las bombas molotov. Luego se dispersaron en forma de abanico para que la represión no se concentre. Paralelamente, otros piquetes procedieron a cortar el tránsito en las calles aledañas con clavos miguelitos y molotov arrojadas sobre la calzada, buscando formar una barrera de contención al desplazamiento de los móviles policiales. Un grupo portó barretas de hierro para “levantas baldosas” y palanquear cercos de obras en construcción con el fin de proveer al resto de proyectiles y de elementos para la construcción de barricadas.

[11] Sensible con esta posible alternativa, el movimiento estudiantil de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba envía en esos días una nota expresando su compromiso de extender su lucha en apoyo al "poder docente/estudiantil" de esa Facultad.

[12] Sostiene que ese “petardismo" es producto de una política "pequeño-burguesa", propone “un cambio radical en la orientación" y "reemplazar al ejecutivo, hacia la unidad de acción y de masas". Postula que para la profundización de la lucha es “imprescindible orientarlo hacia la ligazón directa con las luchas estudiantiles y obreras. La subordinación del Control Estudiantil al programa y la dirección concretas del proletariado es, en definitiva, la única base sobre la cual puede tener consistencia la movilización estudiantil, y enrolarse en una perspectiva revolucionaria". Política Obrera, N° 92 del 5 de julio de 1971, pp. 9.

[13] La Verdad, N° del 9 de julio, pp. 10, 11 y 12.

[14] En el mismo, se explicaba que “la revisión crítica no es añadir temas al programa, sin aprender o, más bien, reaprender los temas existentes en función de sus implicaciones políticas y sociales”, añade: “la investigación científica (en la ciencia social, por ejemplo en la Estadística) es un producto social; dependen de la sociedad que permite o prohíbe y comporta inevitablemente juicios de valor acerca de la realidad que estudia. En este sentido, la investigación es un producto político”.

[15] El nuevo programa elaborado por la asamblea docente/ estudiantil comienza relatando el proceso de rebeldía en la carrera y en la Facultad y se propone “precisar la posición de la cátedra e iniciar la tarea crítica con un material destinado a la discusión”, es una “crítica ideológica en Psicohigiene“. Las clases grabadas del profesor Ipar son analizadas y consignadas sus contradicciones “a través del estudio de su forma lógica, su contenido empírico, el instrumental teórico empleado, la pertenencia ideológica y los intereses sociales representados”. Afirman que los materiales utilizados por Ipar son superficiales, eclécticos, anecdóticos, vacíos y burgueses: “consecuentemente con ello, en su manera de abordar el campo teórico y la práctica profesional que nos ocupan, intenta fascinar la conciencia de los intelectuales al servicio de los grupos hegemónicos, alejándolos de aquellas tareas que puedan tornarlos peligrosas, sean en el plano del conocimiento, como críticos de la ideología y productores de verdades, sea en el plano político como opositores combatientes del sistema y productores de un nuevo orden social en nuestra patria”.

[16] N° 326 del 14 de septiembre de 1971, pp. 18.

[17] El SUD desmintió inmediatamente que el rehén, Borrajo/ Conde, sea miembro de esa organización. Por su parte, luego de este suceso, ante el temor a represalias, el cuerpo de delegados designó preventivamente guardias en las puertas de la Facultad durante las asambleas.

[18] En esta dirección véase el artículo “Los condenados del sistema” en Primera Plana, año IV del 31 de agosto de 1971, pp. 17.

[19] Este listado no es exhaustivo y excluye deliberadamente los cuerpos de delegados de la Universidad Nacional de Córdoba, que merecen una atención especial (aquí entre las experiencias en Arquitectura, Odontología y Filosofía y Humanidades se destaca el cuerpo de delegados de Ingeniería, la entidad más desarrollada que contaba con un ejecutivo de 33 miembros y la hegemonía en su conducción de la Agrupación Reformista de Estudiantes de Ingeniería (AREI, ligada al Partido Comunista). Sólo hemos reseñado algunas de las organizaciones que explícitamente tomaron como referente y modelo al cuerpo de delegados de Filosofía y Letras de la UBA.

[20] Balance de TAREA: "El segundo cuatrimestre fue de reflujo para el movimiento estudiantil de Filosofía. Sólo hubo conflictos aislados por materias y se desbarató la organización de los estudiantes: el Cuerpo de Delegados. La represión contra Historia sorprende así a los estudiantes en un muy mal momento. Hay que añadir que la aparición del activo dividido con sectores que plantean directamente dar los exámenes (y, pese a la verborragia, no hace nada), contribuye a confundir y no presenta a los estudiantes una opción clara que les permita vencer ese mal momento. Este es el camino de la derrota, de la división de la facultad y de la profundización del reflujo estudiantil. La tarea es impedir que se tome ese camino". La Verdad, N° del 15/12/71, pp. 11.

[21] Esta estudiante de Arquitectura de la Universidad de Mar del Plata fue asesinada el 6 de diciembre de ese año por un grupo de la CNU.

Una definición marxista del movimiento estudiantil

Una definición marxista del movimiento estudiantil
(de Revista En Clave ROJA nº12)

Durante el llamado "boom de la posguerra" los estudios universitarios se abrieron para amplios sectores de las clases medias tanto en los países imperialistas como en muchas semicolonias. La matrícula universitaria sufrío en estos años un aumento explosivo. Así se vio alterada la figura de la "pirámide invertida" con la que Lenín había graficado la composición social de los estudiantes universitarios: mientras que en la "pirámide social" había una amplia base de trabajadores y sectores empobrecidos y una pequeña minoría de burgueses en la cúspide lo opuesto puede comprobarse en las universidades, con una mayoría de estudiantes hijos de burgueses y apenas una ínfima minoría de hijos de trabajadores. Con la apertura de las universidades públicas a vastos sectores de las clases medias (proceso que se explicaba por la mayor necesidad de capacitación técnica e intelectual requerida por la producción capitalista de la época, incluyendo la capacidad de una numerosa burocracia que acompañó el crecimiento de las funciones del estado) en vez de una "pirámide invertida" la composición estudiantil puede graficarse en la figura del rombo: en sus extremos una minoría de trabajadores y de hijos de burgueses (que en general se forman en establecimientos privados de élite) y una amplia presencia de las clases medias en el centro. La clase obrera seguía siendo la gran ausente en las universidades. Como graficaron los estudiantes del Mayo Francés del '68: "en las cárceles 95% de hijos de obreros, en las universidades 5%".

Es bajo estas condiciones de composición sociológica del estudiantado, que los marxistas hemos adecuado la definición del movimiento estudiantil realizada por los marxistas clásicos. Estos habían señalado, debido al ejercicio en su actividad peculiar del pensamiento abstracto, el carácter sensible a las cuestiones centrales que atraviesan la sociedad del movimiento estudiantil; también habían señalado como los estudiantes tendían a expresarse como "caja de resonancia" de los distintos sectores en donde este era reclutado. Con la ampliación de la base social del estudiantado universitario nuestra definición incorpora que los estudiantes pueden actuar como caja de resonancia no sólo de los sectores donde es mayoritariamente reclutado (en la actualidad las capas medias) sino de las contradicciones de clase que atraviesan al conjunto de la sociedad. Esto implica que, en ciertas circunstancias, sectores importantes del estudiantado universitario pueden radicalizarse y jugar un papel clave en desarrollar la movilización progresiva de las masas estudiantiles para llevarlas hacia la unidad con el movimiento obrero.

En la actualidad incluso, el hecho que en muchas universidades -debido al proceso de asalarización de las clases medias- sean numerosos los estudiantes que trabajan y en que la política de la burguesía es la restricción del acceso a los estudios superiores y la creciente "mercantilización" de las universidades públicas, las luchas reivindicativas contra estas medidas recomendadas por el Banco Mundial dan lugar a movilizaciones progresivas de los estudiantes que los enfrentan a los mismos que imponen planes de hambre y miseria a los trabajadores y dan bases objetivas a que este actúe como aliado del movimiento obrero en su lucha contra la explotación capitalista.

La radicalización estudiantil de fines de los '60 y los '70 y la apatía de los '80

A fines de la década del '60 y principios de la del '70 en numerosos países los estudiantes universitarios estuvieron en la primera fila (y en muchos fueron anticipo y/o detonante) del ascenso obrero y popular que, con un contenido antimperialista, antiburocrático y anticapitalista, atravesó prácticamente los cinco continentes atacando tanto al imperialismo como al stalinismo. En estos años la radicalización estudiantil tuvo causas políticas y estructurales. Por un lado, las luchas antimperialistas eran vistas con simpatía por los estudiantes de los países imperialistas, que empezaban a movilizarse especialmente alrededor de la guerra de Vietnam. Junto con esto, comenzaba el agotamiento del "boom" económico de los años anteriores: muchos estudiantes veían negro su futuro y pasaban del "cuestionamiento de la universidad de clases al cuestionamiento de la sociedad de clases". En Latinoamérica los estudiantes estuvieron presentes en grandes acciones de la lucha de clases del período. En Argentina, con las movilizaciones contra la dictadura de Ongañía y su confluencia con la clase obrera en el Cordobazo y otras grandes acciones obreras. En México, siendo masacrados en la Plaza Tlatelolco cuando reclamaban por la libertad de presos obreros. En Chile, siendo parte de la movlización obrera y popular que vio en la formación de los cordones industriales su punto más alto de organización obrera y en Bolivia, formando parte los estudiantes de la Asamblea Popular y realizando la llamada "revolución universitaria".

Sin embargo, luego que este ascenso fuese contenido (gracias al stalinismo, la socialdemocracia y las direcciones nacionalistas burguesas y pequeñoburguesas) mediante concesiones en los países imperialistas y represión sangrienta en la periferia, salvo alguna excepción parcial como Corea del Sur, el movimiento estudiantil no volvió a jugar semejante papel. En los '80 el movimiento estudiantil acompañó en general el retroceso que sufrió el movimiento obrero a nivel mundial durante el reinado del llamado "reaganismo-thatcherismo", estando caracterizado por un esceptismo y un individualismo generalizados. En el cono sur los estudiantes sólo despertaron durante las movilizaciones antidictatoriales de principios y mediados de los '80, aunque en forma completamente subordinada a la política de los partidos burgueses y reformistas. Luego de agotadas las ilusiones más ingenuas en la "democracia" la apatía fue la característica más general de los estudiantes de la región durante la primera mitad de los '90, con la salvedad de las movilizaciones que llevaron a la caída de Collor de Mello en Brasil. En que esta situación fuese así no fue un elemento menor el enorme bombardeo ideológico lanzado por el imperialismo a la caída de los regímenes stalinistas de Europa del Este y la ex URSS, del que la intelectualidad académica fue una de sus principales propulsores, decretando nuevamente en esos años (y van...) "la muerte del marxismo".

El movimiento estudiantil argentino luego de la caída de la dictadura

Este proceso tuvo su correlato en nuestro país. Los actuales centros y federaciones de estudiantes universitarios resurgieron a la caída de la dictadura militar. Los estudiantes universitarios fueron parte importante de las movilizaciones antidictatoriales y del movimiento de derechos humanos. Los partidos políticos se nutrieron de una nueva militancia que surgía en medio del derrumbe dictatorial. Esta nueva generación nació imbuída de ilusiones en la democracia burguesa y fue base fundamental para la reconstitución de los partidos burgueses y reformistas que se encargaron de que las movilizaciones antidictatoriales fuesen conducidas hacia la instauración de un régimen democrático burgués completamente subordinado al imperialismo. La "multipartidaria" (compuesta por el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical, el Partido Intransigente, el Movimiento de Integración y Desarrollo y el Partido Comunista) dio su sostén al gobierno de Bignone y le permitió a los militares mantenerse en el poder un año más organizando su retirada (destrucción de archivos incluída). La Franja Morada, corriente universitaria del radicalismo, se transformó en la principal corriente juvenil que capitalizó el ascenso del alfonsinismo, acompañada por el apoyo dado a Alfonsín por parte de una legión de intelectuales con pasado izquierdista que acababan de descubrir las virtudes de la "democracia a secas" y renegaban de su pasado setentista al calor de la repugnante "teoría de los dos demonios". Los radicales junto con la Juventud Intransigente, la Federación Juvenil Comunista y la Juventud Peronista fueron los principales animadores poco después de asumido el gobierno radical del "Movimiento de las Juventudes Políticas" donde las corrientes reformistas y burgueses se aseguraban evitar cualquier desborde de la nueva militancia juvenil, fundamentalmente universitaria. A su izquierda, como extrema izquierda de este proceso se ubicaba la Juventud Socialista del MAS, que alcanzaría su principal desarrollo luego de 1985, fundamentalmente en la UBA y La Plata, pero con menor peso superestructural.

Luego de una lucha inicial por el ingreso irrestricto, con la normalización del régimen universitario en base a estatutos profundamente antidemocráticos, los centros y federaciones fueron sufriendo un proceso de creciente burocratización conforme las ilusiones de la nueva militancia eran despejadas por la realidad de la política del gobierno radical. Con la "democracia se come, se cura y se educa", decía Alfonsín en sus discursos. Con la "democracia se paga al FMI, se hambrea a los trabajadores y se pacta la salvación de los genocidas", dice la realidad de lo hecho en esos años. Sin embargo, pese al desprestigio que iba sufriendo el gobierno radical no sólo entre los trabajadores que hicieron trece paros generales en su contra sino también en buena parte de su base social a partir de la aprobación de las leyes de obediencia debida y punto final, los radicales se las arreglaron para desplegar un amplio aparato de control de las universidades y del movimiento estudiantil. Los centros de estudiantes fueron crecientemente burocratizados a partir de los rentados de las secretarías de apuntes y bares, y sus negocios se ampliaron hasta hacerse fuente de suculentos ingresos en el caso de las facultades multitudinarias. Junto con esta burocracia estudiantil se estructuró una fuerte burocracia académica, con los rectores y decanos en su cúspide, que agrupa a las distintas camarillas profesorales y goza de múltiples prebendas y negociados. Esto mientras bajo el gobierno radical comenzaba la política de ahogo presupuestario a las universidades que sufrió un primer rechazo masivo en 1987 cuando los docentes universitarios realizaron un histórico paro de casi dos meses de duración, del que fue un subproducto el desarrollo de la CONADU (Confederación Nacional de Docentes Universitarios). Un año antes de esta huelga docente había tenido lugar el enfrentamiento por parte de los estudiantes, que habían realizado movilizaciones exigiendo la moratoria de la deuda externa. Con ellas prácticamente se agota el movimiento estudiantil surjido con la caída de la dictadura, sin haber logrado retomar la continuidad con lo mejor de las tradiciones forjadas en el período revolucionario que va del Cordobazo al golpe genocida del '76.

La situación no sufrió ningún cambio trascendental con el ascenso al gobierno de Menem, aún cuando de "oficialista" la universidad se ubicó en la política nacional como parte de la variante burguesa "opositora". Así como el peronismo había utilizado durante el gobierno radical su control de la burocracia sindical para llevar el descontento obrero tras sus candidatos, los radicales utilizaron al estudiantado universitario como base de sus maniobras políticas. En base al control de los centros y federaciones los radicales mantuvieron aún en los períodos de mayor hundimiento del radicalismo (como luego de la firma del pacto de Olivos que permitió la reelección de Menem) un reinado sobre un estudiantado universitario caracterizado por su pasividad. Hay otros dos factores que explican esta situación. En primer lugar, la mayoría de los estudiantes universitarios fueron parte, aún reclamándose mayoritariamente "antimenemistas", de la base social del régimen durante los años del cavallismo. En los últimos años del gobierno de Alfonsín y el primer gobierno menemista se fortalecieron incluso agrupaciones de la derecha liberal, que ganaron el control de varios centros de estudiantes, la principal de las cuáles fue la UPAU. Era una clara expresión del pase a la derecha de importantes sectores de las clases medias que fueron base social clave para las privatizaciones llevadas adelante por el gobierno de Menem. En segundo término, la pasividad estudiantil también se explica porque la burguesía fue por demás cuidadosa en no enfrentar directamente a los estudiantes. Los proyectos de arancelamiento nunca pasaron a los hechos. Precisamente el discurso de la burocracia estudiantil se apoyó siempre en presentarse como la garantizadora de la gratuidad de los estudios universitarios. Mientras tanto, pese a no plantearse el arancelamiento directo, distintas medidas fueron tomadas para avanzar en la elitización de las universidades públicas y en su subordinación a las necesidades directas de los monopolios (FOMEC, pasantías, venta de servicios, etc.). A su vez la situación de ahogo presupuestario provocó un deterioro creciente de las condiciones de estudio y magros salarios a docentes y no docentes. La burocracia académica fue crecientemente haciéndose defensora abierta de las medidas recomendadas por el Banco Mundial para las "casas de estudios superiores", que sugerían limitar las matrículas, incorporar el arancelamiento y lograr recursos en base a la venta de recursos a terceros. No casualmente muchos de los "arquitectos" de estos planes y políticas fueron los que diseñaron el "modelo chileno" universitario, completamente limitacionista y mercantilizado, primero por la dictadura pinochetista y luego por sus sucesores de la Concertación. En nuestro país esta política se vio plasmada en la sanción en 1995 de la Ley de Educación Superior, correlato universitario de la Ley Federal de Educación aprobada dos años antes luego de masivas movilizaciones en su contra. La aprobación de estas leyes fue exigida por el Banco Mundial como requisito para otorgar una serie de préstamos. Con la sanción de esta ley y otros reglamentos complementarios (incentivos, becas FOMEC, etc.) la burocracia de los funcionarios universitarios y la élite de los profesores consiguió una serie importante de prebendas mientras se acentuaba las condiciones deplorables de trabajo y salario de la mayoría de los docentes universitarios y, aún en mayor medida, de los trabajadores no docentes.

En el terreno ideológico fueron años de reacción completa, donde el posmodernismo fue ganando terreno en las ciencias sociales y donde el marxismo prácticamente desapareción de las aulas universitarias.

Desde mediados de los '90: un punto de inflexión en la situación del movimiento estudiantil a nivel internacional

Desde mediados de los '90 es posible que estemos asistiendo a nivel internacional a un cierto punto de inflexión en la situación del movimiento estudiantil. En 1995 una importante agitación universitaria precedió a la gran huelga general de 25 días de los trabajadores de los servicios públicos en Francia. En este mismo país, en 1998, fueron esta vez los estudiantes secundarios los que protagonizaron grandes movilizaciones contra los planes del Ministro de Educación, el "socialista" Allegre. Ya nos hemos referido al papel jugado por estudiantes en las movilizaciones ecuatorianas. En Argentina, en 1995, se produjo la movilización más importante en décadas contra la aplicación de la Ley de Educación Superior, y en 1998 los estudiantes secundarios de la provincia de Neuquén realizaron una ocupación masiva de colegios en contra de la aplicación en la provincia de la Ley Federal de Educación. En Chile, en 1997, los estudiantes también salieron masivamente a la calle como no se los veía desde las movilizaciones contra la dictadura. Ese mismo año protagonizaron una ocupación generalizada de colegios (liceos) los estudiantes uruguayos reclamando decidir ellos los lineamientos de una proyectada reforma escolar. Venezuela y Corea del Sur también vieron importantes movilizaciones estudiantiles. Lo mismo ocurrió en varios países africanos. En este sentido puede decirse que, aún limitada y episódicamente, el movimiento estudiantil mostró una tendencia a anticipar (y en ocasiones a acompañar) las muy importantes luchas que los trabajadores y otros sectores oprimidos (como el campesinado latinoamericano) dieron en numerosos países durante los años previos al estallido de la crisis capilatista, período que hemos denominado de "contraofensiva obrera y popular".

Como respuesta a la crisis capitalista existe un incremento en la combatividad y emergencia del movimiento estudiantil. El punto más alto ha sido sin duda Indonesia, donde las combativas movilizaciones de los estudiantes contra Suharto fueron el detonante del proceso de grandes acciones de masas que culminaron en la caída del dictador. Las movilizaciones de los estudiantes en varios países latinoamericanos hay que verlas como parte de este nuevo proceso. Posiblemente no sólo expresen la resistencia que hoy están dando sectores amplios de las clases medias urbanas y rurales y trabajadores estatales a los planes del FMI sino que estén anticipando la emergencia de una nueva oleada de luchas obreras en la región. Políticamente, este anticiparse del movimiento estudiantiles a procesos sociales más generales, se expresa en el repudio que en grandes sectores de los estudiantes han recibido no sólo los partidos gobernantes sino incluso los que se presentan como "opositores" pero sostienen la misma política de sometimiento al FMI y a las patronales nativas. En Argentina, donde las universidades son manejadas por la Alianza, es donde más se desarrolló una vanguardia de oposición a las direcciones oficialistas del movimiento estudiantil. En México, aunque el PRD ha logrado retener la dirección del movimiento, ha tenido que vérselas con una importante oposición estudiantil. En Chile, es el PC el que parece capitalizar el desprestigio de la gobernante Concertación.

También es importante que en el terreno ideológico viene dándose desde el comienzo de la crisis capitalista una reversión del triunfalismo que había caracterizado el discurso burgués y un cierto resurgir del interés por las ideas marxistas. Han sido expresión de esto la repercusión que en la Argentina han tenido las "Cátedras libres", tanto la "Che Guevara", organizada por corrientes populistas, y la "Karl Marx", impulsada por En Clave ROJA, a las asistieron durante 1998 miles de estudiantes en todo el país. Posiblemente un proceso similar se esté dando entre el activismo de la huelga estudiantil mexicana, que en su lucha ha retomado todo el simbolismo de las movilizaciones de 1968 y del cual la prensa burguesa comenta que tiene una avidez política inusitada.

Las movilizaciones contra la ley de educación superior en Argentina: un antecedente de las actuales tendencias a la autoorganización estudiantil

En nuestro país, el proceso de sanción de la Ley de Educación Superior en 1995 marcó un punto de inflexión en las movilizaciones estudiantiles que se habían desarrollado desde la caída de la dictadura. Rutinariamente una vez al año las federaciones nacionales convocaban a una movilización por el aumento del presupuesto con el sólo fin de decir a fin de año que algo habían tratado de hacer. La enorme masividad y combatividad que tuvieron las movilizaciones de 1995 superaron todos los cálculos y dieron lugar por primera vez en años al surgimiento de una voz alternativa entre los estudiantes a la de la burocracia estudiantil de la Franja Morada. Las marchas y tomas habían comenzado poco antes de las elecciones presidenciales que dieron su segundo mandato a Menem sobre el candidato del Frepaso, Octavio Bordón, pero se generalizaron luego de estas ante la inminencia de la votación de la ley. El gobierno estaba envalentonado por el triunfo electoral y la oposición de los rectores y de la dirección radical de las federaciones no era por el contenido de la Ley sino porque el gobierno no quería "consensuar". La movilización tuvo su punto de inflexión cuando miles de estudiantes de la ciudad de La Plata, a partir del aviso de que se trataría la ley, coparon la estación de trenes y se dirigieron a rodear el Congreso Nacional con el fin de no dejar pasar a los diputados. Después del mediodía se fueron sumando estudiantes de las facultades de la UBA. Ese miércoles la ley no pudo ser tratada y los estudiantes, habiendo radicalizado sus métodos, lograron un triunfo parcial. Era el cuestionamiento directo a uno de los poderes del Estado. Por su parte, la protesta se nacionalizó con marchas significativas en varias provincias. En Neuquén la lucha se radicalizó realizándose una toma activa en contra de los designios de las autoridades universitarias locales, que duró algunas semanas.

Mientras el gobierno anunciaba que el miércoles siguiente la ley se iba a tratar cueste lo que cueste, la FUA controlada por los radicales convocaba a movilizaciones en todo el país, pero aclarando que ellos estaban en contra de no dejar sesionar al Parlamento. En esa semana fue comenzando a desarrollarse en varios lugares del país una oposición a la dirección de la Franja Morada, que se concentró y expresó más a fondo en los centenares de activistas que, nuevamente en su gran mayoría venidos de La Plata, impedían el paso de los diputados y transeúntes en los alrededores del Congreso para repetir lo hecho una semana antes. Mientras los dirigentes de la FUA y la FUBA decían por radio y televisión que ellos llamaban a dejar que el parlamento sesione, estudiantes de La Plata y la UBA hacían cordones al grito de "no van a pasar" e increpaban a los diputados que intentaban ingresar al Congreso. Finalmente el Congreso logró quórum (los diputados lograron acceder por entradas aledañas más o menos escondidas) y mientras sesionaba más de 30.000 estudiantes marchaban en ronda alrededor del Congreso. Alrededor de las 19hs. la dirección de la columna se encaminó hacia el Ministerio de Educación, logrando sacar de los alrededores del Parlamento a la mayoría de los manifestantes. Mientras por radio se anunciaba que los diputados acababan de aprobar la Ley. Cientos de estudiantes volvieron furiosos al Congreso y empezaron a apredrearlo con el apoyo de miles que gritaban contra la tración de los dirigentes de la FUA. "La FUA chamuya, los estudiantes luchan", era el grito que brotaba de las gargantas de los estudiantes más combativos. Ocho estudiantes fueron detenidos y el gobierno lanzó una campaña contra "los violentos", a la que se sumó el presidente de la FUA, Nieto, que dijo tener los videos con los que habían tirado piedras y que estos eran "infiltrados". Estos acontecimientos precipitaron el desarrollo de una oposición a la burocracia. A la semana había convocada una marcha nacional universitaria donde la FUA, con el apoyo del CTA y los parlamentarios radicales y del Frepaso, quería ponerle moño a la traición. En los días previos en la UBA, en Sociales, Filosofía y los CBC's se fue nucleando la oposición tras la consigna de "Nieto botón, libertad a los compañeros". En la Marcha nacional de hecho confluyeron los embriones de oposición a la Franja Morada que habían surgido en distintos lugares del país. Pese a que el escenario impedía el paso de los estudiantes hacia Plaza de Mayo, miles hicieron un rodeo y se colocaron detrás del palco, llenando de huevazos a Nieto mientras hacía su discurso. En Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, se improvisó una asamblea por la que se convocó a un "Encuentro de Estudiantes Combativos" en Córdoba para el 8 de julio. Los medios se tuvieron que hacer eco por primera vez de que entre los estudiantes no todo era "color morado".

El "encuentro de Córdoba" reunió más de 1000 estudiantes de todo el país, pero al realizarse sobre el cierre del cuatrimestre, en medio de los exámenes parciales de fin de cursada, y luego que en Córdoba se instalara una situación reaccionaria con la virtual militarización de la provincia tras las violentas manifestaciones que llevaron a la renuncia de Angeloz, expresó principalmente al activismo de las tendencias de izquierda (con la obvia excepción de la CEPA que en el '95 también se ubicó del lado de la burocracia de la FUA y no concurrió a Córdoba). Pese a esto era un importante oportunidad para sentar un organismo alternativo a las federaciones manejadas por la burocracia estudiantil, que abortó gracias a la política de las corrientes como Venceremos y el MST que querían que el encuentro no sea más que un episodio y poder dedicarse a formar "listas opositoras" en el segundo cuatrimestre.
Estando muchos estudiantes que fueron protagonistas de estas movilizaciones aún en los cursos, la continuidad en las últimas movilizaciones de los procesos preanunciados en 1995 es enormemente sintomática.